Se considera un buen concreto a aquel que es durable, es decir, que puede soportar, sin deterioro, las condiciones para las que ha sido proyectado durante el período de servicio de la estructura de la que forma parte.
Las características que debe presentar el concreto se pueden dividir en dos grupos:
- Características del concreto fresco, mientras permanece en estado plástico.
- Características del concreto endurecido.
Concreto fresco
Al pedir concreto, se exige de él una serie de condiciones según el tipo de obra en que se va a emplear. Si para dicha obra ese concreto resulta manejable, transportable y fácilmente colocable, sin perder su homogeneidad, diremos que este concreto es trabajable.
Para que un concreto tenga la trabajabilidad requerida, debe presentar una consistencia y una cohesión adecuadas.
La facilidad con que un concreto se deforma, da la medida de consistencia. La instrucción vigente indica que la consistencia del concreto se medirá por el asentamiento en el cono de Abrams.
La consistencia puede ser seca, plástica, blanda o fluida, según el valor del asentamiento de la muestra de concreto.
La facilidad con que un concreto es capaz de segregarse, nos da una idea de su cohesión.
Las mezclas muy cohesivas, que llamaremos viscosas, no se segregan fácilmente; las mezclas poco cohesivas, presentan una gran tendencia a segregarse.